¿Por qué las palmeras se mueren incluso después de tratarse?

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En los últimos meses hemos recibido muchas consultas similares a “¿Por qué se murió mi palmera si ya la había tratado contra el picudo rojo?” Es una pregunta muy válida. El Rhynchophorus ferrugineus, también conocido como picudo rojo, es una de las plagas más agresivas que afectan a las palmeras en todo el mundo. Pero aún con tratamientos realizados, no siempre se logra salvar un ejemplar. Porque no todo depende de aplicar un producto, sino del momento en que se interviene, del estado real de la palmera, del tipo de tratamiento realizado y del criterio técnico con que se ejecuta.

Resumimos las principales causas de mortalidad en cuatro grandes grupos. Entenderlas puede ayudar a prevenir nuevas pérdidas y a corregir errores frecuentes.

1. El meristemo ya estaba dañado

A diferencia de los árboles, las palmeras no pueden rebrotar desde ramas o yemas laterales. Tienen un único punto de crecimiento activo, el llamado meristemo apical. Es una estructura interna, ubicada justo en el centro de la corona, desde donde se desarrollan todas las hojas nuevas. Si ese punto se daña, la palmera no puede regenerarse.

Cuando las larvas del picudo rojo alcanzan esta zona, el daño es generalmente irreversible. Lo que suele ocurrir es que la infestación lleva meses, sin mostrar síntomas externos. Mientras tanto, las larvas avanzan por el interior del estípite, alimentándose del tejido vivo y generando galerías. Cuando llegan al meristemo y lo destruyen, la palmera entra en un proceso terminal. Puede mantener hojas por un tiempo, pero dejará de emitir nuevas y, en realidad, ya está muerta por dentro.

Muchas veces el tratamiento se realiza cuando ya es tarde, cuando el cogollo muestra asimetría, las hojas centrales se aflojan o se caen solas. En ese momento, la muerte ya está en marcha. Por eso insistimos tanto en la importancia de la detección precoz y del tratamiento preventivo.

2. La pudrición interna no fue controlada

El daño causado por las larvas no es solo mecánico. En el proceso de alimentación y perforación, abren la puerta a una serie de patógenos: bacterias y hongos oportunistas que encuentran condiciones ideales para desarrollarse dentro del tronco.

La consecuencia es un proceso de pudrición interna que puede avanzar incluso después de eliminar a los insectos. El tejido degradado, la humedad acumulada y la falta de circulación de savia generan un entorno favorable para la descomposición. Esto compromete la estabilidad estructural y debilita aún más a la palmera. En estos casos, aplicar insecticida no es suficiente. Se requiere una estrategia más completa que incluya funguicidas sistémicos compatibles con la endoterapia y, en algunos casos, bioestimulantes que ayuden a la planta a recuperar su fisiología interna. El problema es que esto rara vez se hace, y muchos tratamientos se limitan a una sola intervención con insecticida, sin diagnóstico integral.

Como novedad, el MGAP ha habilitado en su última resolución del 26 de junio 2025, el uso de ciproconazole como fungicida sistémico, justamente para este propósito.

3. El tratamiento fue mal aplicado

No todo tratamiento es eficaz por el simple hecho de ser realizado. La forma en que se aplica puede marcar la diferencia entre una intervención exitosa y un daño adicional a la palmera.

Uno de los errores más frecuentes es el uso de sistemas de endoterapia presurizada diseñados para árboles de madera densa, como olmos o pinos. Al presurizar el producto hacia el interior del estípite de una palmera, se puede generar un daño mecánico importante en los haces vasculares. Esto no solo podría impedir a futuro la traslocación efectiva del principio activo, sino que puede provocar necrosis interna, exudaciones, úlceras y pérdida del flujo de savia a las zonas que queremos proteger.

También es común ver el uso de cánulas inadecuadas, perforaciones mal realizadas o el uso de productos no correctaamente formulados para esta vía de ingreso. Todo eso afecta directamente la sistemia del producto y, por tanto, su eficacia. Hay que entender algo importante: Los productos genéricos en Uruguay no han sido diseñados para la endoterapia, por lo que se debe tener en cuenta esto a la hora de querer inyectar o dosificarlos al estípite de una palmera.

En Equitec trabajamos con el sistema SOSPALM, un método de endoterapia por gravedad que no daña los tejidos, asegura una absorción lenta y continua, y ha sido validado por ensayos oficiales en palmeras infestadas al 100% (lo que se denomina «infestación forzada»). Utilizamos exclusivamente productos fitosanitarios aprobados por el Ministerio, mezclados con coadyuvantes que permiten una buena traslocación en la savia y una sistemia ascendente efectiva. Este sistema debe ser instalado y manejado únicamente por profesionales capacitados, ya que su eficacia depende directamente del criterio técnico, el diagnóstico adecuado y el seguimiento responsable.

4. El tratamiento llegó demasiado tarde o sin diagnóstico técnico

En muchos casos, las palmeras se tratan tarde. Cuando quizás aún no hay síntomas visibles, como caída de hojas, inclinación del cogollo, pudrición del cuello o presencia de adultos o larvas en el suelo, a pesar de eso, el daño puede ser ya muy avanzado.

También ocurre que se aplican tratamientos sin diagnóstico técnico, sin saber si realmente hay larvas activas, o si el producto usado es el adecuado para la especie y el estado del ejemplar. O se combinan métodos sin criterio técnico: una ducha mal dirigida, un producto de baja calidad o una aplicación sin repetición en el tiempo.

Un solo tratamiento no resuelve una infestación activa. Tampoco es útil aplicar por aplicar. Hace falta planificación, seguimiento y saber exactamente qué se está tratando, con qué objetivo y con qué resultados esperados. No hay que olvidar que, después de todo, estamos tratando a una planta muy delicada.

Lo que se hace bien, funciona bien

A esta altura del avance de la plaga en Uruguay, no hay margen para la improvisación. El picudo rojo puede matar una palmera adulta en meses si no se actúa con criterio técnico. Por eso trabajamos bajo protocolos estrictos, con herramientas validadas, con dirección técnica profesional y con responsabilidad. No ofrecemos soluciones mágicas ni prometemos lo imposible. Pero sí podemos garantizar que, cuando se actúa a tiempo, con conocimiento y con un sistema adecuado, las palmeras se salvan.

Si tenés una palmera y no sabés en qué estado está, es muy difícil poder detectar si ya está infestada o no, por eso es importante poder contar con la mayor cantidad de información posible, como la ubicación del ejemplar, cercanía a otras palmeras infestadas o ya retiradas por muertas, etc.
Si ya estás tratando pero no ves resultados, buscá una segunda opinión técnica. Y si aún no empezaste, no esperes a ver los síntomas.

Porque lo que se hace bien, funciona bien. Pero lo que se hace tarde, casi nunca tiene vuelta atrás.

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