En los últimos años hemos recibido invitaciones para participar en licitaciones públicas vinculadas a la sanidad vegetal y, en particular, a la protección de las palmeras frente a plagas como el Rhynchophorus ferrugineus (picudo rojo). La dinámica, sin embargo, suele repetirse: se publican pliegos que buscan simplemente el precio más bajo, sin instancias previas de conversación ni de análisis técnico serio.
Desde nuestra experiencia, resulta evidente que la protección vegetal no puede reducirse a una puja económica. La sanidad de un ejemplar arbóreo o de un conjunto de palmeras no depende de cuánto menos cueste el servicio, sino de la calidad de los protocolos aplicados, la experiencia de los técnicos involucrados y la correcta elección de productos y metodologías.
El riesgo de mirar solo el precio
Cuando una entidad pública prioriza exclusivamente el costo, el riesgo es doble. Por un lado, se desvaloriza el conocimiento y el trabajo de profesionales que dedican años a estudiar, ensayar y perfeccionar técnicas de manejo. Por otro, se expone el patrimonio vegetal de la comunidad a soluciones improvisadas, mal aplicadas o directamente ineficaces.
El resultado, tarde o temprano, es siempre el mismo: ejemplares perdidos, presupuestos malgastados y una falsa sensación de haber hecho lo correcto. Lo barato, en estos casos, no solo termina saliendo caro, sino que muchas veces es irreversible.
El valor de la conversación previa
Antes de lanzar un pliego, cualquier organismo que realmente quiera cuidar su patrimonio verde debería abrir un espacio de intercambio con los especialistas. Entender la fisiología de la palmera, conocer las limitaciones de los distintos métodos de control, evaluar alternativas de productos y, sobre todo, acordar criterios técnicos mínimos para asegurar que los resultados sean sostenibles.
Sin esa conversación, lo que se publica no es más que un papel vacío que difícilmente conduzca a una solución real.
Nuestra postura
En Equitec hemos decidido, con firmeza, no participar en procesos de licitación donde el único factor de selección sea el precio y no exista un diálogo técnico previo. Preferimos dedicar nuestro tiempo y conocimiento a quienes valoran la importancia de la sanidad vegetal y buscan soluciones serias, basadas en evidencia y experiencia de campo.
Una reflexión necesaria
Las palmeras forman parte de nuestro paisaje cultural, urbano y productivo. Protegerlas de plagas como el picudo rojo no es un trámite administrativo ni un número en una planilla de Excel. Es una tarea que requiere responsabilidad, conocimiento y compromiso.
Si los organismos públicos no comprenden esto y siguen reduciendo la sanidad vegetal a una cuestión de costo, estarán condenando a su propio patrimonio natural a desaparecer.